domingo, 29 de noviembre de 2009

Resuelto el misterio de la extraña cabeza de los tiburones martillo

El motivo por el que de los tiburones martillo tienen la cabeza de esa extraña forma, única en el mundo animal, ha sido objeto de discusión entre los científicos durante 200 años con opiniones divididas. Mientras algunos sostenían que este peculiar diseño dificultaba la visión de los escualos, otros creían que tenía la función contraria. Un nuevo estudio de la Universidad de Florida Antlantic (EE.UU) viene a confirmar que los segundos tenían razón, pero va aún más lejos. Según el informe, que se publica en la revista Journal of Experimental Biology, la cabeza en forma de «T» permite al animal una extraordinaria visión de 360º.


Los científicos resposables del estudio pensaban que la posición de los ojos permitía ampliar el campo de visión y aumentar la percepción de los escualos pero no imaginaban que de forma tan sorprendente.


Los tiburones martillo existen en una variedad de tamaños y formas, por lo que los investigadores decidieron trabajar con especies con cabezas que iban de las más estrechas a las más anchas. Estudiaron tiburones martillo festoneados jóvenes de Hawai y tiburones «bonnethead» en Florida que pescaron y transportaron a laboratorios de tierra para evaluar su visión.


El equipo, dirigido por Stephen Kajiura y Timothy Tricas, evaluó el campo de visión de los ojos de los tiburones con un barrido de una luz débil en arcos horizontales y verticales alrededor de cada ojo y registraron la actividad eléctrica del ojo.
Al comparar a los tiburones martillo con otras especies de nariz puntiaguda, los investigadores descubrieron que los festoneados tenían el campo visual monocular más amplio hasta los 182 grados y que los «bonnethead» alcanzaban los 176 grados de campo visual, datos superiores a los del tiburón de nariz negra puntiaguda y el tiburón limón, con 172 grados y 159 grados respectivamente.


Disipar el mitoTras recopilar los campos visuales monoculares de los animales, los investigadores analizaron los campos visuales de ambos ojos en una gráfica de la cabeza de cada escualo para ver si se solapaban y se sorprendieron al comprobar que esto era así.


El tiburón martillo festoneado tenía un solapamiento visual binocular masivo de 32 grados frente a su cabeza, tres veces más que las especies con hocico puntiagudo, mientras que el «bonnethead» tenía un solapamiento de 13 grados. Cuando los investigadores midieron la visión binocular solapada del tiburón con la cabeza más ancha, el tiburón cornudo planeador («Eusphyra blochii»), era de 48 grados. Las cabezas más anchas seguramente mejorarán su visión binocular y su percepción de la profundidad.


Por último, los investigadores examinaron los movimientos de los ojos y la cabeza de los tiburones y descubrieron que la visión binocular delantera ascendía a los 69 grados para el festoneado y a los 52 para los «bonnethead». Los científicos se dieron cuenta de que estos tiburones tenían también una excelente visión trasera estereoscópica que suponía una visión del mundo de 360 grados.

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